¡Quién me lo iba a decir!...
Hasta la fecha, yo era un acérrimo detractor del libro electrónico o, lo que es lo mismo, leer en una pantalla en lugar de abrir un libro "de verdad" y recorrer sus páginas con la vista.
Pero, no se trataba de ninguna manía ni de que sea una persona retrógrada, sino una cuestión de comodidad y de no acentuar mi vista cansada sometiéndola a más horas de pantalla. En esencia (además del daño a la vista al que me he referido), un ordenador, incluso un portátil, limita demasiado los movimientos y, además, resulta una opción inviable a la hora de leer fuera de casa. Los dispositivos portátiles (palm, PSP, etc.) tampoco me resultan una alternativa viable salvo para una lectura muy ligera y de unos minutos, siendo incapaz de concentrarme en una pantalla tan pequeña y que cansa tanto la vista.
Recientemente, descubrí los primeros lectores de e-book que habían salido al mercado, y que sí son dispositivos diseñados especificamente para esa función, por lo que llevaba unas semanas curioseando en Internet las opciones que existían y qué valoración de los usuarios merecían.
Por fin, la semana pasada recibí aquél que había elegido: no por ser el mejor, sino por resultar menos caro que el resto. Se trata del Papyre 6.1, un dispositivo pensado y fabricado para leer: ni más ni menos, y esa es la función que voy a describir ahora.
Nada más encenderlo, llama la atención la pantalla, a la que denominan de "tinta electrónica", nombre que no podía ser más afortunado, pues es la sensación que da, como si estuviésemos ante una pegatina impresa que hay que quitar para usar el aparato. La sensación es extremadamente agradable y no se parece en nada a ningún tipo de pantalla iluminada, de hecho, las pantallas de los lectores de e-books no emiten luz, por lo que no resultan más nocivas para la vista que cualquier hoja impresa.
El lector viene cargado con 500 libros libres de derechos de autor (fundamentalmente clásicos en español) en una memoria SD de 2 Gb., más que suficiente para almacenar, además de la biblioteca de origen, otros tantos títulos que carguemos nosotros. Es de agradecer, para facilitar la tarea, que el set incluya un lector de tarjetas SD con salida USB, apto para cualquier ordenador.
Los formatos admitidos son muy variados, aunque son mucho más cómodos el RTF y FB2, que redimensionan las páginas y permiten elegir la fuente y el tamaño de letra. Sin embargo, no hay que asustarse, pues en la página del fabricante se puede descargar un programa para convertir casi cualquier tipo de fichero de texto a FB2 o PDF (con las dimensiones del lector).
El precio... algo elevado (según se mire, teniendo en cuenta lo que cuesta un móvil o cualquier artilugio electrónico): 299 Euros. En la página del fabricante, puede adquirirse por ese precio con gastos de envío incluidos. Yo lo solicité un día a las 7 de la tarde y me lo entregaba el mensajero al día siguiente por la mañana.
Con el lector se entrega la funda como la de la imagen, la memoria SD 2Gb con la biblioteca de 500 libros, la batería, instrucciones, el lector de tarjetas SD, cable para cargar en enchufe o salida USB del ordenador y hasta un pequeño destornillador para extraer la batería. Sobre la duración de la batería (es una pequeña batería que usan algunos modelos de teléfonos Nokia), los usuarios aseguran que se aproxima a las 10.000 páginas de autonomía publicitadas. Yo no la he recargado aún y llevo leídos dos libros con la carga con la que viene de fábrica. Señalar que, al no emitir luz, la visualización de la página no consume apenas, por lo que el consumo depende más de las operaciones que se hagan que del tiempo de funcionamiento.
La lectura se hace agradable y para pasar de página tenemos botones en el lateral izquierdo y en la parte inferior, por lo que se adapta a la forma en la que cojamos el aparato, que es, además, muy ligero (menos pesado que un libro de tamaño medio).
En resumen, si uno lee con frecuencia o le gustaría llevar consigo su lectura a cualquier parte es una opción que, si bien mejorará y evolucionará con el tiempo, es ya una realidad: viable y más que recomendable. La adaptación es muy sencilla y enseguida se concentra uno en la lectura, que de eso se trata.
Sobre los títulos disponibles, la venta de e-books en español no ha alcanzado todavía el volumen deseable, pero yo, por mi parte, tengo más que suficiente con releer mis novelas, alguno de los clásicos que vienen cargados y novelas que, habiendo adquirido en el pasado, no considero inmoral bajármelas de la red si ya pagué en su día los derechos correspondientes (yo o quien me las regalase y siempre con la intención de no difundirlas a terceros). ¡Ah! Otra utilidad que le daré será la de cargar las obras que me envían amigos para que les dé mi opinión y que hasta la fecha tenía que leer en pantalla (malo) o hacerle un flaco favor a la ecología e imprimir en hojas sueltas tamaño DIN A4 (peor).
Lo dicho, cada uno, dependiendo de cómo, cuando, dónde y qué lea, verá si le merece la pena. A mí sí.