Reseña completa, publicada originalmente en No me cuentes más cuentos, el blog de Javier Fernández Jiménez:

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Hola a todos, amigos oyentes de El Bosque de las Palabras. El otro día os prometí que para el programa de hoy habría terminado de leer Los Libros Mágicos y que tendría muy avanzada la lectura de La Cazadora de Profecías, pues bien, he cumplido mi promesa y os traigo una reseña del libro de Santyago Moro.

Pero antes de empezar quisiera haceros una pregunta, ¿vosotros sois de los que distinguís entre la Ciencia Ficción y la Fantasía? ¿O sois de los que meten los dos géneros en el mismo saco? Porque los catálogos de las editoriales, los certámenes literarios, los concursos o incluso los festivales de cine, suelen englobar en un mismo apartado la Ciencia Ficción, la Fantasía y, si se ponen, el Terror.

Puede que sea lo más adecuado, pues tanto la Ciencia Ficción como la Fantasía están compuestos de paisajes inauditos, de hechos imposibles y de héroes míticos… aunque claro, si nos ponemos así, hasta las novelas de vaqueros, esas que se vendían y se cambiaban en los quioscos cuando yo era pequeño, podrían englobarse por aquí. No sé qué opinaréis vosotros, pero para alguien que ha crecido viendo como el joven Luke Skywalker, acompañado de C3PO y de R2D2, se enfrentaba a las tropas imperiales, comprendía los caminos de la Fuerza y además era capaz de salvar el alma de su tétrico padre y leyendo historias de hobits, elfos y enanos armados con espadas mágicas y derrotando al Mal una y otra vez, la delgada línea que separa la Ciencia Ficción y la Fantasía se le hace muy evidente, casi algo tan claro que es imposible de confundir.

En fin, será que yo soy muy básico y creo que las cosas también lo son, pero para mí, la mayor parte de las veces, se me hace bastante sencillo diferenciar lo uno de lo otro, al menos casi siempre. En Ciencia Ficción podríamos meter las historias de robots, las civilizaciones futuras y elitistas, las naves espaciales, las máquinas que se vuelven contra sus creadores… yo que sé, ése tipo de cosas. Mientras que en Fantasía hablaríamos de pasado en la mayoría de los casos, casi nunca aparecen máquinas y sí, en cambio, seres mitológicos e increíbles. Por eso hay ocasiones en las que uno no sabe muy bien dónde poner una novela o un tipo de novela. Me pasó con Astralis, que no sabía muy bien si tildarla de fantástica o meterla mejor en la casilla de la Ciencia Ficción, también me sucedió con ciertas partes del Ciclo de la Puerta de la Muerte… y todo por la manía de encasillar las cosas siempre.

Así que, ahora que he dicho todo esto y he reflexionado sobre el asunto, no sé si encasillar al escritor que traigo esta tarde, Santyago Moro, en la casilla de la Ciencia Ficción o en la de la Fantasía. De lo único de lo que estoy seguro al hablar de Sam, como a él le gusta que le llamemos los amigos, es de que debería de estar en la lista de los escritores más leídos del género, sin embargo, como suele ocurrir en ocasiones, los libros de Santyago están, de momento, destinados a caer en las manos de aquéllos iniciados que comienzan a conocer las intrigas y las aventuras de su mitológica y novelesca ópera espacial, aquéllos con los suficientes bemoles o con la necesaria inquietud como para ponerse a leer a un escritor que no está en la lista de los más vendidos.

Porque Santyago Moro es uno de esos escritores que se publican a sí mismos, a la espera de que una editorial con cierto respaldo comercial se fije en ellos y arriesgue algunos euritos en una obra digna de admiración que conocemos muy pocos para el nivel que tiene. Sam escribe Ciencia Ficción, aunque el libro que nos ocupe hoy sea de corte fantástico y esté libre de marcianos o de humanoides robotizados. Sólo os diré que las novelas espaciales de Santyago Moro: El traficante de Sueños, Dioses de la Noche, La federación en peligro, Asci-III, Las Huellas del Pasado; tienen buenas dosis de acción y de aventuras. Son un artilugio perfecto para ocupar una buena tarde. Si os gusta, por ejemplo, Star Treck, no podéis dejar de leer los cinco libros de Las Crónicas de la Federación, porque sus aventuras recuerdan vívidamente a las vividas en ocasiones a bordo de la Enterprisse… o incluso a las que suceden en el Halcón Milenario de Han Solo en la Guerra de las Galaxias. Otras de sus novelas nos recuerdan a Isaac Asimov, el maestro de la Ciencia Ficción. Os recomiendo todas estas novelas, que son ya más de una decena. Santyago Moro estará algún día en las estanterías de todos los aficionados a la Ciencia Ficción, o por lo menos, eso creo yo. Sólo espero que entonces se acuerde de los amigos.

Aunque de la que hoy vamos a hablar es de Los libros mágicos, perteneciente a nuestro mundo fantástico, ése que exploramos semana tras semana. Aunque tampoco estaría mal hablar de libros de Ciencia Ficción de vez en cuando… ya veremos. A veces me gustaría saber si alguno de vosotros ha leído alguno de los libros que os recomendamos por aquí y qué os ha parecido, espero que nadie se acuerde mal de mí al terminar de leer una novela… y que, si dudáis a la hora de seleccionar un libro de corte fantástico, os decantéis por alguno de los que traemos por aquí. Y si es de un escritor español o novel, pues mejor que mejor.

Los libros mágicos es una novela de las nuestras… bueno, mejor deberíamos asegurar que son dos novelas, porque el libro está dividido en dos partes. En la primera, el pequeño Álof, un ser aparentemente insignificante, cuya raza está encargada de recolectar sin cesar el polen de un enorme desierto de flores gigantes para uso y disfrute del resto de las razas, recibe un día un regalo que cambiará su vida para siempre, un pequeño machete con el que su trabajo de recolector se vuelve de pronto muy sencillo, lo que pronto despertará los celos de su hermano, por lo que nuestro protagonista tendrá que marcharse de su hogar…

Casi podríamos pensar que es una novela fantástica al uso. Pequeño ser insignificante recibe por casualidad (cosas del destino) un objeto mágico de gran valor con el que, tarde o temprano, tendrá que o podrá salvar al mundo. Lo que ocurre es que Los libros mágicos no es una novela normal, para empezar, el protagonista no es un fiero luchador, ni al principio ni al final, sólo es un niño que debe impedir que el Mal se haga con el poder del mundo… bueno, eso podría ser el arquetipo de héroe, lo que ocurre es que el pequeño no recurre a las armas en todo el libro, a no ser en los momentos finales para apoyarse en la lucha final frente al malvado ser que planea apoderarse de todo, así que, en toda la historia, no se derrama una sola gota de sangre en vano, cosa muy poco común en este tipo de libros.


La segunda parte está narrada en primera persona y trata de un humano que recae en un mundo de cuento que deberá salvar como sea, para eso sólo dispone de su amigo Fildo, que no es otro que el hijo de Álof y de su propia mente. Un libro en el que tampoco hay peleas sanguinarias, cercenamientos de miembros o personas colgadas y quemadas, un libro fantástico poco convencional. En esta segunda parte tampoco hay luchas de espadas ni nada que se le parezca. Tanto en una parte como en la otra, predomina el poder del amor y de la voluntad propia a la hora de derrotar los continuos peligros que acechan a los protagonistas.

Lo que sí os puedo asegurar es que la imaginación de Santyago Moro es asombrosa, en apenas 300 páginas es capaz de meter más de treinta paisajes y escenarios diferentes, no sé cuantas razas de seres y las aventuras más peligrosas y comprometidas, siempre además, añadiendo leyendas propias de un mundo ideado para una única historia. La verdad es que Los libros mágicos es una lectura de lo más recomendable. ¿Alguna vez os habéis preguntado qué pasaría si bailasen las Hadas? Lo sabréis si leéis Los Libros Mágicos, del madrileño Santyago Moro.

Hasta la semana que viene. Y una recomendación, seguid leyendo e ideando vuestras propias fantasías, uno nunca sabe cuándo va a necesitar evadirse de su mundo, aunque sólo sea por un breve lapso de tiempo.




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Vídeo promocional de Los libros mágicos


© 2009 Javier Fernández Jiménez

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