Aunque llegue con 35 años de retraso (la novela se publicó en 1972), "Los propios dioses", de Isaac Asimov, merece ser reseñada una y otra vez, y no es únicamente porque ganase los premios Nébula, Hugo y Locus.
La narración va envolviendo al lector en su justa medida, rodeándole sin que éste se dé cuenta, hasta verse atrapado por la lectura de la novela.
Las explicaciones "científicas" también se han dosificado para que no hagan falta excesivos conocimientos, aunque justificando en la medida de lo posible la base del argumento sin caer en la trampa de terminar contradiciéndose o entrando en callejones sin salida.
La obra está perfectamente diferenciada en tres partes:
  • Contra la estupidez... No voy a negar que, tras la lectura de las primeras páginas, me pregunté: "¿de qué está hablando este hombre?". Pero la sensación no duró muchas líneas más, y enseguida "entré", por así decirlo, de lleno en la trama. En esta primera parte se nos presenta el descubrimiento de lo que parece la panacea de la energía limpia y barata, pero, como no podía ser de otra manera, surgen sospechas de que su uso puede que no sea tan inocuo como se esperaba.
  • ... Los propios dioses... No todos los cambios son necesariamente negativos, y éste, definitivamente, no sólo es positivo, sino también magistral. La historia cambia totalmente de escenario y nos presenta una sociedad alienígena, perfectamente descrita y que nada tiene que ver con la nuestra. No es frecuente que Asimov introduzca elementos de este tipo en sus novelas, y me atrevería a añadir que es una lástima... No voy a comentar nada más por miedo a estropear su lectura a quienes, como yo mismo, lean la novela por primera vez.
  • ... Luchan en vano. Con la segunda parte, la novela podía haber terminado, pero ello no quiere decir que esta tercera esté de más o parezca un añadido. Su inclusión es lo que diferencia a un auténtico maestro de aquellos que intentamos escribir algo medianamente entretenido. A destacar la descripción de una sociedad que lleva decenas de años viviendo en la Luna, ahondando en las ventajas y desventajas que ello conlleva y procurando no dejar cabos sueltos. Para mí, un ejercicio de meticulosidad, imaginación y saber narrar con verosimilitud.
En fin, que se trata de una buena novela que ha sabido resistir el paso del tiempo.
© Sam 2007